En pieles acnéicas es importante eliminar las toxinas, bajar la inflamación y no estimular la glándula sebácea. Para ello en primer lugar se realiza una higiene en profundidad, curando y previniendo las lesiones, equilibrando a su vez el exceso de grasa y afinando la piel. Después se realiza un tratamiento específico para eliminar las bacterias responsables del acné y regenerar las marcas ya existentes acelerando el proceso de curación de la piel.